Manuel Betancor era técnico de mantenimiento en la residencia de Taliarte. El pasado año se jubiló, casi al mismo tiempo que su mujer, Carmen Carrascosa, quien también trabajó en Taliarte como trabajadora social. Manuel estudió Técnico de Empresas y Actividades Turísticas, estuvo trabajando algunos años en el sur y montó un negocio de hamburguesas y perritos. Después de perder su último trabajo en 1982, decidió presentarse a unas oposiciones para subalterno y mantenimiento en Taliarte. “Siempre me han gustado las manualidades, la electricidad, la fontanería y la albañilería”, cuenta, y quizás por eso desde el principio cogió el proyecto de la residencia con mucha pasión.

En noviembre del año 85 Taliarte abrió sus puertas como un centro a donde iban las personas mayores con autonomía. En los primeros años “se hicieron grandes cosas”, explica, “como el I Congreso de Geriatría y Gerontología o las acampadas con los mayores, las primeras de estas características que se hacían en las islas”. Manuel hizo un curso de Gestión Medioambiental, lo que le capacitaba para dar charlas durante las acampadas.

Siempre se implicó en todo más allá de sus funciones como técnico. Él y sus compañeros llegaron a “arreglar zapatos, relojes o sillas de ruedas” para que los residentes estuvieran bien. “Las personas que residían en el centro eran como de la familia y manteníamos una relación de cariño”, dice, una relación que se supone fundamental en todos aquellos profesionales que trabajan con personas, sean del área que sean. Manuel explica que hay que tener otra mentalidad para trabajar con personas mayores que, en muchas ocasiones, tienen otras problemáticas. “Creo que se debería pedir a la gente, además del título, esa capacidad emocional para relacionarse con los demás”, dice. Asegura que siempre estuvo a gusto y que nunca se arrepentirá de haber trabajado ahí, pero también confiesa que le hubiera gustado “haber implicado más a la gente en el día a día del centro”.

Manuel asegura que durante toda su trayectoria laboral la persona que más le ha influido y que más le ha marcado ha sido su mujer, Carmen Carrascosa, que también trabajó en Taliarte como trabajadora social. «En el tema de la relación Taliarte y nosotros como personas, la persona que más me ha marcado ha sido mi mujer; desde que la conocí soy mejor persona. Nunca la he visto enfadarse con alguien, siempre busca una solución», explica con emoción.

Al final de la entrevista me cuenta que en realidad su relación con Taliarte va mucho más allá de su profesión. “Allí jugaba de niño, allí aprendí a conducir y a llevar un tractor. Justo en la montaña de arena donde está ahora Taliarte. De alguna forma Taliarte me ha marcado toda la vida”, cuenta emocionado.

Ahora vive su jubilación de manera plena junto con su mujer y su familia. “Carmen y yo nos compramos una finquita y la cuidamos, vamos de pesca, viajamos… A veces no tenemos tiempo para hacer las cosas que queremos hacer”.