Fruto del trabajo y consenso de los/as profesionales que conforman la Red Insular de Acogimiento Residencial.
La nueva Guía ofrece las orientaciones necesarias para posibilitar el cambio en el ámbito del acogimiento residencial de modo que actúe como mecanismo de reintegración familiar, o, en su caso, como medio de transición a otras alternativas más estables y normalizadoras, como los distintos tipos de acogimiento familiar o la adopción de menores
El Cabildo de Gran Canaria como titular de la gestión de los centros y servicios públicos de acogida de carácter insular tiene la obligación de asumir el cuidado y la provisión de las necesidades materiales y educativas de cualquier menor en situación de desamparo con medida de acogimiento residencial. Siendo, en la actualidad, 355, el total de los niños/as y jóvenes que residen en los hogares de acogida de menores en desamparo dependientes de la Institución Insular.
En los últimos años, y especialmente en los últimos meses, la Sección de Acogimiento de Menores del Área de Política Social Insular, que dirige José Miguel Álamo, ha venido desarrollando la elaboración de una Guía que plasme, un marco de intervención para la protección de la infancia que ubica la prioridad en los programas de apoyo a las familias, sustituyendo el enfoque asistencial y de institucionalización de la infancia.
Todo ello, desde un enorme ejercicio de reflexión, trabajo y consenso realizado por los/las profesionales que conforman la Red Insular de Acogimiento Residencial de Menores capitaneado y dirigido por la Sección de Acogimientos de Menores del Área de Política Social de la Institución Insular. Cabe destacar que esta Guía ha sido elaborada partiendo de la experiencia de una gran diversidad de profesionales de la red de acogida (educadores, trabajadores sociales, directores de hogares, etc.). Contiene sus aportaciones y reflexiones, basadas tanto en su dilatada experiencia profesional como en los contenidos teóricos y prácticos expuestos en diversas jornadas formativas; parte de las necesidades prácticas y responde a la inquietud de los profesionales de mejorar su quehacer diario, redefiniendo los marcos contextuales en los que se desenvuelve su trabajo cotidiano.
Desgraciadamente, el acogimiento residencial continúa siendo una medida de elevado uso que afecta a un importante número de menores y a sus familias, por lo que los profesionales del Cabildo de Gran Canaria han considerado fundamental garantizar la calidad de la atención, apostando por un desarrollo planificado, controlado y evaluado de las intervenciones, que permita responder a las necesidades de los menores y sus familias superando el enfoque asistencial, de modo que el acogimiento residencial actúe como mecanismo de reintegración familiar, o, en su caso, como medio de transición a otras alternativas más estables y normalizadoras, como los distintos tipos de acogimiento familiar o la adopción.
En esta línea, señala el Consejero de Política Social, José Miguel Álamo, el Consejo de Gobierno del Cabildo de Gran Canaria ha procedido, a la aprobación de la “Guía Técnica para la organización y funcionamiento de los hogares de acogida de menores en situación de desamparo de la red insular de acogimiento residencial de Gran Canaria”. Se trata de un documento, que partiendo de la experiencia acumulada en materia de gestión de centros de menores, ofrece las orientaciones necesarias para posibilitar el cambio teórico y metodológico en el ámbito del acogimiento residencial.
La nueva Guía aprobada establece y desarrolla la organización y funcionamiento de los hogares de protección de menores desde una perspectiva acorde a las necesidades actuales de éstos: se crean núcleos de convivencia más similares al entorno familiar, ubicados en zonas cercanas a sus familias para facilitar la intervención con estas, reduciendo el número de menores acogidos en cada hogar y adaptando los equipamientos a esta nueva forma de trabajo. Asimismo, el trabajo se orienta mediante el diseño de proyectos específicos que den respuesta a las nuevas demandas del acogimiento residencial: adaptación idiomática y cultural, desarrollo de conductas disruptivas, incremento en la frecuencia o en la detección de trastornos de conducta, preparación para la autonomía, la vida independiente y la integración social de los menores próximos a la mayoría de edad, etc.
En los actuales sistemas de protección de la infancia, los hogares de acogida han de ser utilizados como instrumentos al servicio de unos objetivos concretos, prioritariamente enfocados a la reintegración familiar y con una temporalidad limitada. Por ello, toda intervención debe estar orientada a la consecución del objetivo de la reintegración familiar, revisable en función de cómo evolucione el menor, su familia y sus necesidades, salvo que dicha reintegración deviniera imposible para el superior interés del menor. La consecución de este objetivo requiere que la intervención protectora e individualizada desde los hogares de acogida desarrolle las estrategias y prioridades en cada caso:
-. Reunificación familiar: utilización intensiva de técnicas y herramientas de intervención con el menor a los efectos de ayudarlo a paliar los daños que se la hayan podido provocar y con su familia, a fin de dotar a esta de los recursos y habilidades imprescindibles para su adecuado cuidado.
-. Integración estable en familia alternativa: utilización intensiva de técnicas y herramientas de intervención con el menor a los efectos ayudarlo a paliar los daños que se la hayan podido provocar y prepararlo para su convivencia con unas personas que le son ajenas.
-. Preparación para la vida independiente: entrenamiento del adolescente próximo a su mayoría de edad en habilidades de autonomía personal, habilidades sociales, formación y orientación pre-laboral e integración socio-laboral. Atendiendo a los criterios y pautas contenidos en este documento, cada hogar debe completar su Reglamento de Régimen Interno (RRI en adelante), flexible y actualizado anualmente, teniendo en cuenta las características del recurso, aspectos claves como la organización de los recursos humanos y la adaptación de actividades y servicios a las necesidades de los menores.